notas breves

sobre las obras.

Las fotografías de Adán Vallecillo, sugieren la idea de una ciudad circundada por la muerte, un cementerio como lugar de recreo y de trabajo, un grupo de jóvenes-niños que trabajan limpiando tumbas y en sus ratos libres practican Breack Dance, se puede vivir entre la muerte, se puede comer junto a la muerte, se puede trabajar junto a la muerte y tal como él lo muestra en esta serie, se puede bailar junto a la muerte.

La muerte es también un de los ejes en la propuesta de Leonardo González, el artista propone mirar la ciudad desde una cartografía fatal que nos es común a la mayoría de las capitales centroamericanas, azotadas por una ola violencia siempre en aumento. González convierte en grandes mapas los informes estadísticos de homicidios ocurridos en Tegucigalpa, marcando de esta manera la ruta de la violencia cuyo norte mas frecuente es la muerte.

En la serie “Camuflash”, Fabricio Estrada nos introduce en el ambiente subterráneo de la ciudad, una Tegucigalpa paralela, a veces pastosa, a veces sórdida, cargada de personajes que solo aparecen tras el velo de la oscuridad, ambientes que se van convirtiendo en válvulas de escape de una realidad postiza e ilusoria. La noche se presenta como escenario, y los actores son siempre los mismos, putas, travestis, drogadictos y locos, artistas que él hace brillar con la luz del flash de su pequeña cámara.

En Celeste Ponce, la visión de ciudad no esta lejos de su imaginario artístico personal, el erotismo al que ya nos tiene acostumbrados aparece en la relación ciudad-cuerpo, institución-poder. Un falo o un seno se mezclan con detalles arquitectónicos y religiosos, dando como resultado imágenes perturbadoras.

Muchas veces hemos escuchado decir “esta ciudad es un basurero”, para referirnos al lugar en que vivimos, Fernando Cortéz nos lo recuerda de forma poética, construyendo un horizonte de contenedores de basura, metáfora del nuevo paisaje quizá, metáfora del presente quizá o del futuro, quizá.

En Alejandra Mejía se percibe un sentido del humor fino, a través de imágenes sencillas, va tejiendo comentarios sobre la urbe que van desde los “Blue birds”, esas destartaladas unidades del transporte público que contaminan un cielo poblado de pequeños pájaros azules, hasta una irónica edificación, (Obelisco), que retrata muy bien la utopía del urbanismo tercermundista.
Es ese mismo sentido del humor el que se encuentra en la pieza MACHO, Museo de Arte Contemporáneo Hondureño, del artista Darwin Andino, un comentario mordaz, irónico y hasta un tanto cínico, la postal soñada de una ciudad poco acostumbrada a soñar.

La fotografías de Léster Rodríguez, nos recuerdan momentos de un pasado todavía reciente, los conflictos armados en los países centroamericanos, hacía la década de los 80´s eran muy frecuentes las imágenes de aeronaves del ejercito cruzando los cielos de nuestras ciudades en actitud amenazante, como aves vigilantes de un estado de queda en ciudades sitiadas.

Mas allá de la referencia de Saint Exupery y sus baobads, encontramos en la propuesta de Gabriel Galeano, una lectura del nuevo paisaje pos industria, con un juego simple de sustitución Postes de alumbrado eléctrico por árboles, nos propone un bosque plantado por esta nueva especie que como en los planetas visitados por el principito, echaban raíces que se extendían por la superficie hasta carcomer todo a su alrededor.

la contemplación, la observación, la disciplina, la obsesión y la reiteración, mirada de científico es la manera en la que Jorge Iván Restrepo aborda este propuesta y la convierte en un ejercicio que nos acerca con detalle a los microcosmos que yacen detrás de la una maya para insectos, convirtiéndola en una serie de abstracciones de lo que pareciera ser ventanales en edificios de una gran metrópolis.

Quien haya pasado una noche en la capital de Guatemala, sabrá que nadie necesita despertadores en una ciudad con el aeropuerto dentro, un crujido de turbinas a corta distancia bastará para sacarlo de su sueño mas profundo y traerlo de nuevo a la realidad de una ciudad que se despierta con el sonido de los aviones, nos referimos a la obra sin título de Andrés Asturias.

Finalmente, Dalia Chévez , en la serie “Casa tomada”, intenta mostrarnos en horas de la madrugada, zonas destinadas para el esparcimiento público, que han sido “tomadas” por grupos de pandillas. Parques, rotondas, jardines, bancas, juegos mecánicos que en otro tiempo evocaron reuniones familiares de fin de semana, ahora convertidos en territorio de asaltos, venta de droga y domicilio de vagabundos. Sus tomas oscuras, iluminadas a penas por un pequeño flash nos crean sensaciones contradictorias de dramatismo y nostalgia, una atmósfera lúgubre, extraño paseo nocturno por la memoria.